Brasil comenzó este martes una subasta petrolera fuertemente criticada por los ambientalistas por ofrecer bloques situados cerca de la desembocadura del Amazonas, mientras el país se prepara para recibir la COP30 del clima en noviembre.

Una treintena de empresas, entre ellas las mayores del sector, como Shell, Equinor, ExxonMobil, Total y la estatal brasileña Petrobras, están inscritas para esta subasta que inició por la mañana en un hotel en Río de Janeiro.

Un centenar de manifestantes se concentraron frente al lugar. Miembros del colectivo Arayara, entre ellos indígenas con tocados de plumas y atuendos tradicionales, están subidos a un camión con un gran cartel colgado en el que se lee: "Detengan las subastas del juicio final".

Las compañías podrán presentar ofertas para obtener las concesiones de exploración de hidrocarburos en 172 bloques, la mayoría offshore, que luego deberán pasar los controles de la autoridad pública ambiental que otorga las licencias para la operación efectiva.

Las críticas de los ambientalistas se centran sobre todo en 47 bloques situados en una zona denominada "cuenca de la desembocadura del Amazonas" por la Agencia Nacional del Petróleo, el organismo a cargo de la subasta, que genera divisiones en varias esferas del gobierno.

Esta zona de exploración en aguas profundas en el océano Atlántico está ubicada cerca de la desembocadura del emblemático río de la mayor selva tropical del planeta, que desempeña un papel crucial en la absorción de los gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global.

También llamada "Margen Ecuatorial", esta zona es considerada como la "nueva frontera" de la energía en Brasil. "La apertura de nuevas fronteras de exploración (petrolera) en ecosistemas frágiles aumenta el riesgo de desastres ambientales y profundiza las amenazas sobre las comunidades tradicionales y la biodiversidad marina", sostuvo Mariana Andrade, de Greenpeace Brasil.

El Ministerio Público pidió el jueves la suspensión de las subastas, al estimar que "violan una serie de obligaciones legales y compromisos climáticos", en ausencia de "estudios adecuados" sobre el impacto de la exploración petrolera cerca de la desembocadura del Amazonas.

Mega proyecto de exploración petrolera

En esta misma zona, Petrobras está a la espera de una licencia del organismo público de vigilancia ambiental Ibama para iniciar un megaproyecto de exploración petrolera en un bloque cuya concesión obtuvo en 2013.

El presidente Luiz Inacio Lula da Silva se mostró a favor de este proyecto a pesar de las críticas de los ecologistas. "Si esta riqueza existe, no podemos prescindir de ella, porque es la que nos ayudará a realizar la transición energética, a obtener dinero para preservar nuestros bosques", afirmó Lula en febrero.

"Tenemos que actuar con mucha responsabilidad. No quiero que la exploración petrolera cause ningún daño al medio ambiente", agregó.

El país más grande de América Latina acogerá en noviembre la conferencia de la ONU sobre el clima COP30, en la ciudad amazónica de Belém.

"Brasil está perdiendo una oportunidad histórica de liderar la descarbonización y protección ambiental del planeta. Al mirar al pasado, el gobierno muestra cada vez más la decisión ya tomada de aumentar significativamente su producción petrolera", lamentó Suely Araujo, expresidenta del Ibama y coordinadora del colectivo de ONG Observatorio del Clima.

Según un estudio del instituto ClimaInfo, las subastas del martes podrían resultar en la emisión en la atmósfera de 11.100 millones de toneladas de CO2 equivalente (CO2e) si se explotan las reservas potenciales de los bloques ofertados.